Eucaristía de las Asambleas Familiares.

El sábado celebramos la Eucaristía de las Asambleas Familiares. En ella nos presentamos, al participar de dicha celebración, cada una al resto ya que no creo que nadie (fuera de la organización) supiera cuántos éramos en realidad los que estábamos reuniéndonos, ¡Y MIRA QUE ÉRAMOS! ¡Qué bonita la presentación de las asambleas!, ¡qué bonitos los símbolos con las que cada una se sentía identificada!,... ¡Qué bonita la celebración en sí misma! Sinceramente no recuerdo haber vivido lo que sentí esa noche en la iglesia con mi Iglesia. Cierto es que los misioneros nos explicaron, en los primeros encuentros, que la misión abría las puertas de la parroquia, que se trataba de un SALIR para poder ESTAR. Pero realmente lo viví el sábado. Sólo espero, como todo y todos, que esto no quede en palabras y en hechos de varias semanas. ¡Ojala nuestra parroquia siga adelante, interiorizando pero abriéndose! En ello estamos todos, con las fuerzas de esta experiencia y con un GRACIAS (lo más grande posible y con el corazón hinchado y vivo en Cristo) para los Misioneros/as que lo están haciendo posible y para nuestro párroco, Don Agustín, que está poniendo todo de su parte para que podamos disfrutar y vivir en Cristo La Misión.