Hoy a la Escuela de Oración podíamos llevar semillas.
Éstas fueron el símbolo con el que nos sumergimos en la Paz del Señor al contemplarlas, ya no como lentejas, judías, arroz,..., sino como las semillas que Dios nos dejó caer en nuestra tierra, en nuestro interior y dieran fruto.
Desde su Paz, con los ojos cerrados y el alma abierta , cada cual profundizó en lo que cada una de las semillas que sostenía significaba en su vida y desde ahí llegar a un compromiso personal con el Señor. ¿Qué significa esta semilla? ¿la voy a cuidar y dejar que crezca? ¿voy a almacenar su cosecha o la voy a repartir?
Posteriormente, cada cual con su propia conclusión agradece y pide a Dios en un acto de compartir (a viva voz o con voz viva hacia Dios) con la comunidad.
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