Comenzamos con la oscuridad donde el Cirio Pascual se abre paso, dando luz. En la lectura se nos invita a estar alegres porque Jesús ha resucitado y que lo pregonemos.
Del sufrimiento que se reconocía en la Eucaristía del
martes se pasó a la hermosura, a la VIDA, a vivir una transformación más de una cruz que pasó de triste y sosa a alegre y llena de vida. A su vez, al recibir el agua bendita y recordar nuestro Bautismo, sacamos nuestras prendas blancas para revivirlo y reafirmarlo ante los demás.
Una Eucaristía llena de color (las flores en la cruz) y de un solo color (el blanco) dio paso a una actitud nueva de afirmación en la Resurrección.
Cuando tenemos una buena noticia que dar, nos falta tiempo para decirla. Así que esperemos que lo bonito que estamos viviendo se pregone a los cuatro vientos, hoy, mañana, el mes que viene,...
Del sufrimiento que se reconocía en la Eucaristía del
martes se pasó a la hermosura, a la VIDA, a vivir una transformación más de una cruz que pasó de triste y sosa a alegre y llena de vida. A su vez, al recibir el agua bendita y recordar nuestro Bautismo, sacamos nuestras prendas blancas para revivirlo y reafirmarlo ante los demás. 
¡Contagiemos esta felicidad!
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